miércoles, 1 de agosto de 2007

La naranja Mecánica (A Clockwork Orange), de Stanley Kubrick

Toca turno -porque me da la gana a mí, no porque esté siguiendo un orden lógico) a La Naranja Mecánica (A Clockwork Orange, 1971), de Stanley Kubrick. Está basada en la novela homónima de Anthony Burgess.
Estamos ante una obra maestra, sin duda. Y no sólo eso, estamos ante EL MAESTRO, en esto de hacer cine: el Señor Stanley Kubrick, que sin duda estaría en mi top 3, en mi top 2 y en mi top 1 de mejores directores de la historia del cine (ahí queda eso).
La naranja Mecánica es una de las obras más polémicas de este siempre controvertido y sorprendente director. Se sitúa tras -la que tal vez sea su obra maestra, aunque él reservó este calificativo a Barry Lyndon-, 2001, una odisea del espacio (2001: a space oddisey, 1968).
La película fue calificada "X" en muchos países, y en Reino Unido fue prohibida su exhibición, a petición del propio Stanley Kubrick, debido a las amenazas de muerte que recibió su familia. El motivo de esto fue que la película inspiró algunos crímenes violentos, en los que los criminales vestían como los Drugos, o cantaban Singin' in the rain, igual que Alex cuando propina la paliza al escritor.

Ficha:
Título original: Clockwork orange
Año: 1971
Duración: 137
Compañía Productora: Warner Bros Pictures
Reparto: Malcolm Mcdowell, John Clive,
Michael
Bates, Patrick Magee,
Warren Clarke

Dirección: Stanley Kubrick
Productor: Stanley Kubrick
Guión: Anthony Burgess, Stanley Kubrick
Música: Wendy Carlos
Fotografía: John Alcott
Montaje: Bill Butler
Dirección artística: Russel Hagg
Nacionalidad: Reino Unido

Argumento:
La historia se centra en el Nadsat -adolescente- Alexander Delarge -en adelante Alex-, un joven cuyos principales intereses son la violación, la ultra-violencia y Beethoven. Alex pasa las noches en el Milk Bar Korova, junto con sus tres Drugos: Pit, Georgie y Dim. Son un grupo de jóvenes con unas vestimentas peculiares -enteramente vestidos de blanco, con bombín negro y coquilla- que beben lactana plus, es decir, leche con algunos aditivos.
Durante el primer tercio de la película, se presenta a Alex, sus Drugos, y sus fechorías, así como la época: un futuro indeterminado y con una estética marcadamente sesentera. Los cuatro jóvenes pasan las noches propinando palizas a vagabundos, peleando contra grupos rivales, irrumpiendo en casas, y violando mujeres, llevándose siempre un jugoso botín en cada actuación, lo que les permite llevar una vida no exenta de caprichos. Pero lo que apasiona a Alex es la música de Beethoven. Es de lo que de verdad disfruta en la intimidad de su cuarto.
Sin embargo, debido a su despótico comportamiento con sus compañeros de fechorías, estos se revelan, y planifican un robo en una casa, durante el cual traicionarán a nuestro joven héroe, dando comienzo al segundo tercio de la película. Esto llevará a Alex a la prisión, donde será sometido a trato humilante y vejatorio, ante el cual Alex no reacciona sino con más violencia. La única voz realmente moralista -y tal vez sensata- de la película es la del capellán de la prisión, que reclama el derecho del libre albedrío. Pero Alex, cuando mira la Biblia, sólo se ve a sí mismo dando latigazos a Jesucristo, y acostándose con bellas mujeres Orientales.
Sin embargo, a oídos de Alex llega un innovador sistema de cumplimiento de penas: el tratamiento Ludovico, al que se presenta voluntario. Se trata de un tratamiento médico mediante el cual consiguen que Alex sienta repugnancia -y dolor físico- ante la violencia y el sexo. Pero también le capan emocionalmente: es incapaz de tomar iniciativas, y se convierte en un pelele en manos del mundo, en un Hombre mecánico. Además, a modo de castigo, hacen que también odie la música de su adorado Beethoven.
Durante el tercer tercio de la película, un Alex rehabilitado, será devuelto a las calles, donde las víctimas de sus fechorías pasadas se cobrarán su venganza: los bagabundos, sus propios Drugos -ahora agentes al servicio de la Ley y el Orden-, y el escritor de izquierdas, a cuya mujer violaron brutalmente. Todos se aprovecharán de la desgracia de Alex, de un modo u otro. Pero durante la estancia en la casa de dicho escritor, Alex se arroja por una ventana, incapaz de soportar la tortura que ahora le supone escuchar a su amado Beethoven.
Finalmente, Alex, re-rehabilitado, es decir, en su estado original, acabará siendo aliado del corrupto gobierno.

El reparto:
Kubrick dijo en una ocasión que, sin Malcolm McDowell, no habría habido La Naranja Mecánica. Y qué razón tenía. Sin duda, gran parte de la genialidad de la obra reside en la inigualable interpretación de Mcdowell, que convierte a un ser despreciable y dañino como es Alex, en un personaje atrayente y pícaro. McDowell había participado anteriormente en Calígula, de Tinto Brass. Pero, sin duda, el papel de su vida fue Alex, y siempre será recordado por él (para bien o para mal).
Algunos de los demás actores que participan en la película son Patrick Magee (Frank Alexander, el escritor), Warren Clark (Dim), John Savident (el "Conspirador"), David Prowse, (el "guardaespaldas" de Frank Alexander), que posteriormente encarnaría al mismísimo Darth Vader, en la trilogía original de Star Wars, o James Marcus (Georgie).


Temas:

Moral

Una de las principales preguntas moralistas de la película -como en otros libros de Burgess- es la definición de "bondad". Después de la terapia de aversión, Alex se comporta como un buen miembro de la sociedad, pero no por opción; su bondad es involuntaria y mecánica, como lo dice el título de naranja mecánica. En prisión, el padre, el único hombre honesto y genuino allí, critica al Tratamiento Ludovico alegando que la verdadera bondad debe venir de adentro. Debe ser genuina.

Psicología

Otro tema central es el ultraje a la psicología conductual propuesta por los psicólogos John B. Watson y B.F. Skinner. Burgess desaprobaba el conductismo, llamando al libro más famoso de Skinner, Beyond Freedom and Dignity (Más Allá de la Libertad y la Dignidad), "uno de los libros más peligrosos jamás escrito". Aunque Watson concedía limitaciones al conductismo, Skinner argumentaba que la modificación de la conducta (aprender técnicas de recompensa sistemática y castigo) era la clave para un sociedad ideal. El tratamiento Ludovico es la forma de modificación de conducta que los científicos aplicaron a Alex, condicionandolo a asociar actos de violencia con malestar físico, previniendolo de ser violento. La película incorpora una desconfianza al conductismo, enfocandose en la deshumanización y falta de opción en los métodos de modificación de conducta.


Del papel a la pantalla:

Es importante decir que la película de Stanley Kubrick omite el último capítulo de la obra de Burgess, lo que da a la obr a un significado totalmente diferente.
En el libro, existe un "Capítulo 21", en el que Alex, con unos años más, ha decidido abandonar la violencia, por verla como una cosa de críos, y planea buscar una mujer y formar una familia. Por fin, ha elegido el bien por voluntad propia. Está redimido.
Sin embargo, la versión que consiguió Kubrick de la novela, era la edición americana, en la que el editor cortó directamente este último episodio. Por tanto, la película refleja esa edición amercana. Así, el final de la obra es tremendamente pesimista, ya que no solo Alex acaba elgiendo el mal, siendo fiel a su propia naturaleza -por tanto, el libre albedrío queda anulado-, sino que además, se convierte en una herramienta del Estado.

La música:
En La Naranja Mecánica, la música cumple un papel muy importante no sólo estética y emocionalmente, sino que es requisito del propio guión y parte fundamental de la historia. Aparte de la estupenda composición de sintetizador realizada por Wendy Carlos, muy innovadora para la época, cabe destacar sin duda alguna, la utilización que Kubrick hace de Ludwing Van Beethoven. Ante todo, del tercer movimiento de su famosísima 9º Sinfonía, con la que Kubrick ilustra las grandes escenas de ultraviolencia, creando un conjunto inigualable, y mil veces imitado.




"Videa bien, hermanito, videa bien"

1 comentario:

Tallulah dijo...

Una de las mejores películas que he visto en mi vida.
Un gran artículo, muy completo, sí señor. Me ha gustado mucho.