lunes, 30 de julio de 2007

Lovely & Deadly, de Jaime Infante

Hago una pequeña pausa en el monográfico sobre mis películas favoritas, para anunciar que ya he terminado -por fin- mi primera experiencia como director.
Se trata del cortometraje Lovely & Deadly, con guión y dirección de un servidor.
La historia se centra en un ladrón a sueldo, que es mandado por su jefe -que se hace llamar "le grand homme"- para retener a la novia de uno de sus compañeros, que ha resultado ser un traidor. El encargado de la tarea trata de hacerlo de la manera más profesional posible, llevándola al piso franco donde ha de permanecer la mujer para evitar posibles llamadas a la policía, o a algún grupo rival. Pero todo comienza a ir mal, ya que la mujer logra resultar tremendamente seductora, haciendo que la profesionalidad quede de lado.
Este es el planteamiento principal de la obra. He de decir que el resultado final no es para nada perfecto, ni lo que deseaba. Pero, sin duda, es mejor de lo que cabía esperar de un novato con una cámara digital.
Y esto se debe, principalmente, a los geniales colaboradores con los que he contado. Hablo, sin duda alguna, de mi compañera de reparto -ya que finalmente, me tocó co-protagonizar la obra-, la señorita Tania Kuriy, preciosa mujer rubia de ojos azules, natural de Ucrania, y en la que he encontrado la más devota de las intérpretes, y a una de mis más queridas aliadas, en la actualidad. Tanto es así, que estoy preparando el siguiente, escribiéndolo para que ella lo interprete. Sólo puedo decir que ahora es mi musa, aquella que me inspira con nuevas fuerzas, para dedicarme a este arte que tanto me gusta.

Sin duda, mi querida actriz cumple el adjetivo "lovely".

El otro colaborador del que hablo es mi gran amigo, Ibón Cabezas, con el que, además, comparto grupo de música. Ibón ha resultado ser el más fiel -y sufrido- de lo amigos, prestándome su ayuda y asistencia en cada momento, tanto como operador de cámara como consejero y paciente escuchador.
Por tanto, antes que nada, me gustaría decir algo: gracias; muchas gracias. Por haber creído en mí, cuando nadie lo hacía; por haber sido tan buenos amigos; por haber hecho realidad este primer paso. Gracias. Siempre estaréis en mi pensamiento.
También es menester agradecer a mi propia madre su paciencia, apoyo -emocional y económico-, y su patrocinio como productora ejecutiva.
En cuanto al rodaje, duró tres días -no consecutivos-, bajo una temperatura infernal, y con un montón de inconvenientes y trabas. Pero no hay gran problema, si la voluntad es fuerte. Y así era la nuestra, pues queríamos lograr algo.

Servidor, con el más que decente maquillaje ideado por nuestra estrella.

En el apartado gráfico, opté por el blanco y negro, un aspecto siempre elegante, con el que además, pretendía homenajear algunas de las grandes películas de género negro de los años 40, así como a Jean-Luc Godard en Bande á Parte. Sin duda, resulta también conveniente la elección dadas las limitaciones técnicas de la cámara empleada. Además, también quería emular la narrativa clásica de The Godfather, de Francis Ford Coppola, así como la épica de Sergio Leone en Once upon a time in America, o Once upon a time in the west.
Respecto a la elección de la banda sonora, opté por jugar sobre seguro, aunque sé que robé directamente música de autores y de bandas sonoras. Pero no se ha de olvidar que, con esta obra, quería jugar a ser director, más que serlo -ojalá algún día llegue a ello-. Opté por abrir el cortometraje con la elegante voz de la japonesa Meiko Kaji -protagonista de Lady Snowblood-; continuar con el memorable Vals #2 de Shostakovich -empleado por mi adorado Kubrick en la genial Eyes wide Shut-, pasando por piezas para mí esenciales de la historia del cine, como son Deborah's theme, de Ennio Morricone para Once upon a time in America, de Sergio Leone, o Man with the harmonica, del mismo compositor, para Once upon a time in the West, también de Leone. Además, aproveché el tirón emocional que siempre tiene un clásico, con Sonata claro de luna, de Beethoven. Finalmente, la única canción que ya estaba en mi mente cuando escribía el guión: House of the rising Sun, de The Animals.
Sé que el resultado dista mucho de ser perfecto, pero es un primer paso hacia -espero- mi soñada carrera como realizador.
Y, de nuevo, he de mostrar mi eterno agradecimiento a Tania, ya que el papel fue escrito expresamente para otra persona, que declinó la oportunidad. Tal vez debería agradecer a esta otra persona por inspirarme -muchas líneas del cortometraje están tomadas de conversaciones entre ella y yo- y por haberse negado a actuar -ya que ahora no concibo trabajar con otra persona que no sea Tania-. Pero no lo haré, ya que sé que ni le importa, ni lo merece. La elección de Tania fue cosa mía, y sin su voluntad de trabajo no habría sido posible nada. Gracias de nuevo.


Y ahora, sólo me queda anunciar mi siguiente proyecto: un relato ambiguo entre el sueño y la vigilia, esta vez a color, y aún carente de título, que protagonizará de nuevo mi musa.

No hay comentarios: