sábado, 14 de abril de 2007

Manji descubrió la (no) alegría de vivir (eternamente)

La espada del inmortal (mujen no jûnin, en japonés, algo así como "el habitante del infinito"), del mangaka Hiroaki Samura ha ido convirtiéndose, a pesar del lento goteo con el que aparecen nuevos tomos, en uno de mis mangas favoritos.
Es precisamente esta lenta -a veces desesperante- cadencia lo que me ha decidido a releer todo lo publicado hasta el momento -esto son, 19 tomos-. He refrescado la trayectoria de los personajes hasta el momento, redescubriendo la obra y admirando detalles que hasta ahora se me habían pasado por alto.
La historia resulta de lo más interesante y original desde el planteamiento inicial: un rônin (samurai sin dueño) llamado Manji, que resulta ser inmortal por la presencia en su cuerpo de unos kessenchû ("gusanos de la sangre", introducidos en su cuerpo por la anciana Yaobikuni, "anciana de 800 años"), decide aceptar la tarea de hacer de guardaespaldas para una muchacha, Rin Asano, que clama venganza por el asesinato de sus padres. Éstos habían sido asesinados dos años atrás por Kagegisha Anotsu, y su revolucionaria escuela de esgrima, el Itto Ryû, una disciplina en la que la única norma es la carencia de normas -salvo la del combate uno contra uno-. Manji, que había asesinado a 100 hombres en el pasado -hecho que le confiere el mote de "el asesino de 100 hombres"- decide aceptar el trabajo, pues ha tomado la determinación -después de que su hermana menor hubiera sido asesinada- de exterminar a 1000 hombres malos, para redimir su culpa y dejar así de ser inmortal.
Hasta ahí, el planteamiento inicial. Después la historia tiene mil complicaciones, cruces de caminos, desmembramientos y demás. De hecho, Manji acaba hecho trocitos en casi todos sus enfrentamientos, cosa que le da igual, es inmortal y va a ganar de todos modos. Pero eso es lo que le fastidia de ser inmortal: al ganar siempre, ha perdido la habilidad con la espada.
El manga posee varios puntos fuertes: una galería de personajes a cuál más desquiciado; una colección de armas geniales; un dibujo de una extremada belleza, ya que el autor deja deliberadamente sin entitar, a lápiz, algunas viñetas, dotando a las escenas de un lirismo hiperrealista; una trama absorvente y que no se hace pesada...
En definitiva, es un gran manga. Con la excusa de que se lo estoy dejando a una amiga, estoy releyéndolo entero, y cada vez me gusta más.



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