Hoy me apetece comentar algo de Hellblazer, una de las series que más me interesan, principalmente por su protagonista, John Constantine. Sobre el personaje se ha hecho una malísima película, con Keanu Reeves como protagonista, que prefiero olvidar. Pero eso no quita que la serie original sea brillante. Es otra de las que PlanetaDeAgostini está reeditando, dentro de la colección Vertigo de DC.
El orígen de la serie está en un número del Swamp Thing de Alan Moore, en la que apareció como secundario. Después, se le confió a Jamie Delano la tarea de llevar una serie con el personaje como protagonista: Hellblazer. Delano pensaba que alcanzarían los 12 números con mucha suerte... y van por más de 200 -eso sí, los equipos creativos han cambiado numerosas veces-.
John es un cabronazo. Esa es la palabra que mejor le describe. Fuma compulsivamente, bebe mucho, es borde, prepotente, chulo, machista y además un cínico. Pero es mi clase de cabrón. Es un ocultista inglés que se dedica a solucionar entuertos con seres demoniacos. Pero lo que me resulta más atractivo del personaje -además de su carácter- es su pasado. Es uno de los pocos personajes de comic del que sabemos que tiene un pasado en todo momento, aun sin conocerlo. Sabemos que ha cometido muchos errores, como el de Newcastle. Sabemos que mucha gente ha muerto por su culpa, y por su inexperiencia en sus comienzos como mago. Sabemos que todos esos fantasmas que le persiguen son de seres queridos que han ido muriendo. Todo eso le hace humano y cercano.
Su eterna gabardina, su corbata, su perenne cigarro, su aspecto a lo Sting... son imagenes que nos remiten directamente a él, al gran mago. Eso y su mal humor. Si está con resaca, o si por lo que sea no ha dormido bien, o si tiene cualquier problema infinitamente humano, no lo oculta, y lo paga con los demás.
Pero no es realmente una mala persona. Es un mago haciendo lo que mejor sabe, y no necesita a nadie más. Mantiene muchos romances, pero siempre será un lobo solitario. No puede evitar ser lo que es, un personaje tremendamente trágico y maldito. Pero se lo toma con humor.
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